CLAVES PARA TRANSFORMAR LA INFORMACIÓN QUE RECIBIMOS EN CONOCIMIENTOS.

Como bien sabemos, los cambios culturales más relevantes de los últimos años han sido una consecuencia de los procesos de construcción de una sociedad del concocimiento a partir de una sociedad de la información. Esto quiere decir, que hasta hace unos años, con la aparición de las tecnologías electrico-electrónicas -TEE (Radio, teléfono y televisión), existían unos receptores pasivos de la información y unos emisores activos de la misma información. A esta époco se la denominaba como sociedad de la Información, puesto que los receptores tan sólo la recibían.

En este nuevo siglo, con la aparición de las TIC (Tecnología de la Información y la Comunicación), los dos papeles fundamentales que mencionábamos anteriormente ha cogido nuevas funciones. Cuando antes el emisor sólo podía emitir la información, sin respuesta alguna de los pensamientos de los receptores, actualmente, gracias a este nuevo movimiento de las TIC, y los nuevos papeles cogidos por los protagonistas principales, podemos decir que existe cierta retroalimentación en el proceso. A esta nueva corriente se le ha denominado, Sociedad del Conocimiento.

Actualmente podemos decir que tenemos ciertas ventajas que en una época anterior, puesto que las tecnologías TIC integran la información masiva, casi instantánea y al alcance de una parte considerable de la población mundial con el conocimiento que va generándose.

Aunque también ofrece cierta desventajas, entre otras podemos descatar:

EXISTENCIA DE UNA EXHUBERANCIA INFORMATIVA, acompañada por al ausencia de un monopolio institucional, estatal o académico jerarquizados, o de una autoridad que tenga el rol de emisor principal. El recibir continuamente mensajes informativos no implica que se vaya a adquirir un mayor conocimiento. Incluso podría suceder lo contrario, que una avalancha de informaciones que se sucedan sin parar, gran parte de ellas contradictorias entre sí - es decir, gran parte de ellas falsas,- alterasen la capacidad de discernimiento de las personas que, abrumadas por tantos datos y signos, acabarían no sabiendo lo que saben y creyendo saber lo que no saben.

La clave para transformar la información en conocimiento, radica en como manejamos los datos que recibimos día a día. De modo que se organicen en informaciones que puedan ser comprendidas y utilizadas, así como contrastadas con otros medios.